Jabón de Marsella se conoce y produce desde hace mil años en la costa del sur de Francia. Circulan opiniones de que gracias a él las francesas pueden presumir de una piel maravillosa y tersa. Jabón de Marsella alcanzó su mayor popularidad en el siglo XVII, donde el rey Luis XIV ordenó que se llamara así por los Luis XIV utilizaba jabones de Marsella que contenían Estos jabones tradicionales tenían estos mismos aceites en su composición.
Hoy en día, los jabones de Marsella que se venden en los comercios seducen a los clientes con una gran variedad de aromas y propiedades. Sus diferentes colores son el resultado de añadir a la composición aceites esenciales como el de lavanda, naranja o rosa. Algunos de los jabones se complementan con zumo de aloe vera, aceite de argán o manteca de karité. Lo más habitual es que se venda en pastillas de 300 gramos, para que dure más.
¿Cuándo se puede llamar jabón de Marsella a un jabón?
El jabón de Marsella es completamente natural. Sin embargo, para llamarse así, debe tener un 72% de aceites vegetales (principalmente aceite de palma, aceite de oliva, aceite de almendras, aceite de argán, aceite de colza). Los jabones de Marsella son apreciados en todo el mundo por su composición. Sí, como ya se ha dicho el 72 % es jabón puro, el 0,4 % es sal (NaCl) y el 0,5 % es glicerina. El jabón tiene una composición muy simple, pero muy eficaz. No contiene grasas animales en su composición y sus pruebas no se realizan en animales. El jabón no contiene parabenos, glicoles, antioxidantes, PEG ni petrolato. Pertenece a los productos 100% biodegradables. Es natural para el pH de nuestra piel y muy suave. También se caracteriza por su alta eficacia.
Jabón de Marsella.
El jabón de Marsella tiene una amplia gama de aplicaciones en la vida cotidiana. Empecemos por la cara y el cuerpo. El jabón es seguro y se puede utilizar desde los primeros días del bebé. No reseca ni irrita la delicada piel del bebé. Se caracteriza por dejar una película protectora sobre la piel, que se encarga de hidratarla y nutrirla. Gracias al uso del jabón de Marsella para lavar el cabello, éste se vuelve más sano y se fortalece desde la raíz. El jabón hace espuma fácilmente. También es excelente para combatir la caspa. Los productos a base de aceite de oliva ayudan a blanquear y fortalecer la lámina ungueal y a restaurar las puntas abiertas. Gracias a sus propiedades antibacterianas y regeneradoras, los dermatólogos lo recomiendan para lavar las zonas íntimas. Merece la pena mencionar el acné, contra el que luchan muchas personas. La lucha contra él será mucho más fácil utilizando jabón de Marsella. También es adecuado para personas con piel seca, sensible y propensa a las alergias. Estas cualidades también lo hacen adecuado para el lavado, tanto a mano como mecánico. Es suave y no alergénico. Es excelente para eliminar manchas difíciles de los tejidos. Es una buena solución para cortes y abrasiones como desinfectante. Actúa como protector de las heridas en cicatrización, después de lesiones o intervenciones quirúrgicas.
Propiedades del jabón de Marsella
En el mercado existen diversos tipos de jabones de Marsella. Estos van desde lavanda, oliva, palma y argán. El jabón de lavanda es adecuado para pieles mixtas y grasas, con tendencia a puntos negros y eczemas. También es perfecto para pieles con lesiones fúngicas. Aporta volumen al cabello fino y un aspecto sano al cabello graso con caspa. El jabón de oliva está dirigido a personas con piel propensa a las alergias, piel seborreica, que sufren acné juvenil y rosácea. Los dermatólogos lo recomiendan para las personas que sufren psoriasis. Es estupendo para las puntas dañadas y secas del cabello. El jabón de palma funciona bien en pieles deshidratadas, vasculares y dañadas. Se utiliza para lavar heridas, úlceras y llagas. Funciona bien en pieles maduras con arrugas. El jabón de argán, por su parte, reafirma la piel del rostro y el cuerpo. Funciona bien en zonas con imperfecciones y manchas. Es adecuado para lavar el cuero cabelludo cuando la piel es sensible y el cabello está seco y dañado, por ejemplo, por el secador o la peluquería.