El zinc es uno de los muchos micronutrientes importantes para el funcionamiento normal del cuerpo humano. Ante todo, estimula el páncreas, la próstata y las glándulas del timo y también interviene en el metabolismo de las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono. Gracias a él podemos oler y degustar diferentes sabores. Nos protege de los resfriados, conjuntivitis, tiña, gripe y de toda una serie de infecciones, ya que mejora el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.
Cantidades adecuadas de este micronutriente tienen un efecto positivo sobre el rendimiento intelectual, ayudando a tratar enfermedades como la depresión o la esquizofrenia y la demencia. Proporciona protección a la mácula del ojo. Además, acelera la cicatrización de heridas, alivia los síntomas de la osteoporosis o la enfermedad inflamatoria intestinal. También es muy útil en el tratamiento de la diabetes y el hipotiroidismo. Ayuda con las irritaciones de la piel, el tratamiento del acné y también fortalece nuestro cabello y uñas, lo que es particularmente importante para las mujeres que quieren cuidarse adecuadamente.
Carencia de zinc
La forma más fácil de reconocer una carencia de zinc en el organismo es que a veces tenemos falta de apetito, contraemos fácilmente diversas infecciones, tenemos problemas de concentración, caída del cabello, uñas quebradizas y una desagradable sensación de cansancio casi todo el tiempo. Su deficiencia también se asocia a sequedad de boca o enfermedades de la piel. Probablemente contribuye al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Desafortunadamente, un número realmente enorme de personas están en riesgo de una deficiencia de este elemento importante para nuestra salud. La razón es simple: El zinc simplemente no se encuentra en los alimentos que comemos con suficiente frecuencia, y normalmente en pequeñas cantidades.
La deficiencia de zinc puede dar lugar a alteraciones del gusto, como un sabor metálico en la boca, ningún sabor en absoluto o un sabor más fuerte de lo que deberíamos tener. En la mayoría de los casos, esta afección también va acompañada de depresión. Los enemigos del zinc son principalmente el alcohol, el azúcar, así como el salvado y los productos que tienen un alto contenido en cobre y hierro. Por lo tanto, las personas que luchan con el alcoholismo, enfermedades digestivas, vegetarianos ortodoxos, amantes de la confitería, pérdida drástica de peso o incluso los atletas debido a su mayor demanda de este micronutriente son propensos a problemas con la ingesta adecuada de zinc.
Zinc ¿cuándo tomar?
Las tabletas de zinc son un suplemento indicado para cualquier persona que vea síntomas de deficiencia de zinc en sí mismos. Estos incluyen acné espinillas, deterioro de la cicatrización de heridas, aumento de la inflamación de la piel, alopecia areata, disminución de la libido, trastornos visuales y trastornos del crecimiento en los niños. También deben tomar zinc de forma profiláctica los veganos y los vegetarianos ( debido a la exclusión de la carne roja de la dieta, que es la mejor fuente de este elemento ), los alcohólicos y todos aquellos que consumen drogas que interfieren en la absorción del zinc por el tracto digestivo. También es aconsejable tomar suplementos de zinc durante el embarazo. En consulta con un médico, las mujeres embarazadas pueden utilizar preparados que minimicen el riesgo de complicaciones obstétricas y garanticen el correcto desarrollo del feto y un alto rendimiento intelectual del niño.
Zinc y selenio
Los complementos alimenticios combinan muy a menudo el zinc con el selenio. Esto se debe a que la acción de ambos elementos es complementaria y dependiente la una de la otra. La carencia de uno puede impedir el buen funcionamiento del otro, mientras que un exceso puede afectar a la salud. Por lo tanto, una buena solución es utilizar preparados equilibrados en cuanto al contenido de zinc y selenio. En el caso de las personas sanas, unas pocas decenas por ciento de las necesidades diarias en forma de suplemento, combinado con fuentes naturales de estos elementos, ya puede ser suficiente. Sin embargo, si uno es deficiente en alguno de estos elementos, es mejor recurrir a productos con dosis elevadas. El dúo formado por el selenio y el zinc es particularmente importante para la salud de nuestra glándula tiroides, que contiene estos elementos en las concentraciones más altas. Influyen en los procesos metabólicos y en la síntesis de hormonas en la glándula tiroides, por lo que un aporte adecuado se traduce en su correcto funcionamiento. Según estudios, existe una relación directa entre la cantidad de selenio y zinc en la dieta y el tamaño de la glándula tiroides o la incidencia de la fuerza de voluntad.
Ocurrencia del zinc
El zinc se encuentra principalmente en grandes cantidades en los mariscos, como los mejillones y las ostras. Además, el hígado de ternera y cerdo, las semillas de calabaza, el queso, la carne asada, las judías blancas, los granos de trigo sarraceno e incluso el chocolate negro también contienen altos niveles de zinc. Así que seguro que todo el mundo encuentra algo que le convenga, para poder conciliar sus preocupaciones por la salud con sus preferencias gustativas. Cabe mencionar que es mejor elegir zinc de origen animal que de origen vegetal, ya que es mucho más fácil de absorber.
La ingesta diaria de zinc debe estar entre 4 y 15 mg de esta sustancia, pero en el caso de adolescentes y adultos, deben incluirse en su dieta mayores cantidades de este micronutriente. Si un individuo tiene problemas para equilibrar su dieta y se observan con facilidad diversos síntomas de ingesta inadecuada de zinc, puede ser necesaria la suplementación con preparados adecuados. Hierbas como la ortiga y la bardana son eficaces, pero si no está seguro de qué elegir, merece la pena pedir ayuda a su farmacéutico y seguro que la obtendrá.